Publicado en el blog del Consejo Profesional de Relaciones Públicas de la República Argentina.
La cuenta académica pendiente de las relaciones públicas
En la última edición de la revista DIRCOM, Gabriel Sadi, Director de la carrera de Relaciones Públicas de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) y miembro de la Comisión Directiva del Consejo, nos ayuda a dilucidar un planteo frecuente que realizan los estudiantes de Relaciones Públicas y aquellos que pretenden serlo.
A la hora de elegir esta carrera es habitual que -al comparar diferentes planes de estudios- surjan cuestionamientos relacionados con los alcances de la profesión y el perfil de los graduados a raíz de una carencia de criterios unificados.
En este sentido, es de suma importancia aclarar estas cuestiones y lograr consensos básicos para contribuir al crecimiento de la profesión. A continuación compartimos el artículo de Gabriel.
Astronauta, bombero, jugador de fútbol, veterinario. Cuando se es niño, estas son algunas de las respuestas habituales que se dan ante la reiterada –y cansadora- pregunta acerca de lo que uno desea hacer cuando sea mayor. ¿Gestor académico? Ese rol jamás entró ni entrará en la variedad de respuestas generadas por los niños.
En verdad, son diversas las circunstancias que provocan que uno termine desempeñando esa posición. Naturalmente, el afecto, el respeto y el entusiasmo por las potencialidades de la educación son un primer paso, necesario, para desempeñar con eficacia las exigencias que la función reviste. Ahora bien, ¿qué es la gestión académica?
Se trata de una labor directiva esencial en la vida de cualquier institución universitaria: consiste en liderar el proceso de toma de decisiones frente a la dinámica serie de factores que hacen a todo hecho educativo formal. Esta suma de decisiones no hacen otra cosa que definir el presente y el futuro, cercano y lejano, de la propuesta académica y la propia institución educativa.
Aplicada a una carrera en particular, la gestión debe partir del análisis acerca de la contribución que el plan curricular y los programas de sus asignaturas presentan respecto del logro de los objetivos de la propuesta que los comprende. En ese camino, se deben proveer las soluciones a los diferentes problemas que inevitablemente surgirán y no pasar por alto las oportunidades que todo proceso educativo conlleva, tratando de asegurar su calidad.
Los públicos clave de cualquier gestión académica son, naturalmente, los docentes y los estudiantes. No obstante, esta enumeración se debe ampliar con otros directivos de la facultad y la universidad –de superior, igual e inferior jerarquía- y el personal que brinda soporte administrativo.
A la vez, los públicos externos son fundamentales en la gestión. Estamos hablando de que la toma de decisiones académicas también debe darse en el marco de un estrecho contacto con el afuera de la institución, con el objeto, sobre todo, de acercar las prácticas reales del mundo profesional a la simulación que inevitablemente puebla el ámbito aúlico.
Una gestión eficiente debe trabajar activamente en pos de la concreción de los objetivos institucionales predefinidos. La gestión académica, en suma, asegura la calidad de los procesos educativos.
Presencia universitaria de las RR. PP. en la Argentina
Merece destacarse que, en la Argentina, la oferta de cursos universitarios de Relaciones Públicas comenzó, en términos comparativos, bastante más temprano que en otros países de la región. La Universidad Argentina de la Empresa, en 1964, fue la punta de lanza de una serie de propuestas que a 2011 suman diecisiete casas de altos estudios en todo el país con carrera de grado, además de una oferta no menor de posgrados, incluso a nivel de maestrías.
Ello, que a priori tiene aspectos positivos desde el punto de vista del respaldo epistemológico a la disciplina, presenta algunos desafíos en torno a cierta falta de congruencia sobre los conocimientos y competencias esperables del graduado universitario.
La causa radica en que la legislación argentina propone que sean las propias universidades las que establezcan el perfil y los alcances del título de Licenciado en Relaciones Públicas, entendiéndose por perfil aquellos conocimientos que construye el graduado durante su formación, y por alcances aquellas actividades para las cuales resulta competente un profesional en función de los saberes construidos. Y las universidades, valiéndose de este decreto vigente desde la presidencia de Carlos Menem (el 256/94), tienen una oferta bastante diferenciada en materia de carreras de grado de Relaciones Públicas.
Nuevamente: podrá ser muy positivo que un interesado en cursar la carrera tenga una serie de propuestas nítidamente diversas, pero lo que se quiere poner en el centro del debate es, justamente, la falta de debate que esta realidad supone y que, seguramente, atente para lograr unos consensos mínimos en lo curricular y así poder referir a una manera argentina de enseñar relaciones públicas.
En este contexto, es muy loable el reciente trabajo de actualización de los alcances profesionales que, con el auxilio de la Asociación de Docentes Universitarios Graduados en Relaciones Públicas (ADUGREP), realizó la entidad decana de la profesión en el país, el Consejo Profesional de Relaciones Públicas de la República Argentina.
Aunque inicialmente se trate más bien de una declamación institucional que pretende funcionar sólo como referencia para las universidades y los practicantes de la disciplina en el ámbito nacional, lo cierto es que debería dársele la entidad que merece.
Un rápido análisis de estos alcances elaborados por el Consejo clarifica dos aspectos centrales de la profesión: las distintas áreas del campo ocupacional y los sectores de actividad en que puede desarrollar su práctica el profesional de las relaciones públicas.
En cuanto al primer punto, quedan explícitamente referidas algunas áreas que trabajan puntualmente el vínculo institucional con públicos específicos de interés, como la comunicación interna, el Brand PR, los asuntos públicos o relaciones gubernamentales, las relaciones institucionales y la comunicación financiera, a la vez que se citan otras que se suponen transversales, como la organización de eventos, la comunicación de crisis, el issues management y la gestión de políticas de responsabilidad social y ambiental.
Respecto del segundo ítem mencionado, los sectores de actividad en donde desarrollarse profesionalmente, la referencia es inequívoca y supone un avance sobre un pensamiento muy instalado: la dependencia corporativa de las relaciones públicas.
En efecto, existe una mentalidad que supone que el ejercicio profesional encuentra su sector más naturalmente proclive en instituciones que persiguen lucro, y esto trasciende discursivamente hasta a adolescentes o adultos jóvenes que recién se inician en la carrera y que de modo permanente refieren a la mágica palabra “empresa” cuando no sólo desean referirse necesariamente a organizaciones lucrativas.
Las relaciones públicas se están debiendo a sí mismas una mayor aproximación mental hacia su práctica en todo tipo de organización, persiga lucro o un fin social, sea de gestión pública o privada. La academia tiene que hacerse cargo de este declamado cambio de mentalidad y, de una vez por todas, gestionar la integración de cuerpos docentes a cargo de asignaturas troncales con experiencia en el ámbito empresarial, claro, pero también en el social y en el público, a la par que en proyectos de investigación. Sólo así estaremos dando un paso claro hacia un reconocimiento profesional que trascienda las fronteras corporativas.
Gabriel Sadi
Director general de la carrera de Relaciones Públicas en la Universidad Abierta Interamericana (UAI)
Miembro de la Comisión Directiva del Consejo Profesional de Relaciones Públicas de la República Argentina
No hay comentarios.:
Publicar un comentario